Nos generamos una falsa percepción de nosotros mismos que está condicionada a lo que deberíamos ser y como no llegamos a satisfacer todos estos “deberías” ser mejor hija, pareja o amiga, cuando la exigencia es desmedida aparecen en mi sentimientos de frustración, rabia, angustia y mucha culpa, empezamos a boicotearnos en nuestro propio desarrollo y nuestra autoestima acaba por los suelos.
¿Como me puedo llegar a boicotear con mi auto-exigencia?
En la Terapia Gestalt llamamos introyectos o creencias al origen de este boicot, están originados por conceptos, ideas o mandatos del inconsciente de como deberían ser las cosas, “como debería ser mi relación de pareja”, “como me deberían tratar mis padres”... Estos "introyectos" vienen además condicionados por mi entorno más cercano, por la sociedad, por la escuela o la religión, convirtiéndose en normas heredadas.
En nuestra edad más temprana, nos permiten adentrarnos en la vida, ya que nos dan referencias para actuar e interactuar con el medio: “debes ser fuerte”, “controla tu ira”, “no tengas miedo”...en nuestra edad adulta nos condiciona nuestro propio sistema de valores y creencias: "los hombres no lloran", "hay que casarse y tener hijos", "el trabajo no es para disfrutarlo"...
La Terapia Gestalt nos ayuda a reconocer esos "introyectos" e identificarlos, para poder comprenderlos en lugar de vernos arrastrados por ellos validando así por nosotros mismos nuestra vida. Si por un lado tenemos esa voz interior de exigencia continua, por otro lado tenemos una parte sometida que obedece o bien se hace la sorda y se auto-boicotea en silencio. Al ver esta situación, volvemos a exigirnos con más fuerza, lo que dará por resultado más auto-boicot, creando así un círculo vicioso que me lleva al malestar interno. Esta lucha interna que nos cuesta gestionar, nos implica enfrentarnos a grandes verdades sobre lo que realmente somos y queremos en la vida.
La vida es vivir lo que toca vivir y no lo que anhelamos vivir.